Aún así, con un sistema que supuestamente funciona, Ciudad Gótica se encuentra al borde del abismo. Ya no son criminales comunes los que atacan a los ciudadanos, ahora los villanos rozan el terrorismo, y el superhéroe enmascarado lleva ocho años retirado por haber asumido la culpa ante la muerte de Dent, quien en sus últimos días se convirtió en el villano Dos caras. Pero esto último la gente de Gótica no lo sabe.
Este es el panorama que nos introduce Christopher Nolan en su tercera y última película sobre Batman, The Dark Knight Rises, en la que después de defender a Ciudad Gótica de El Espantapájaros, El Guasón y, por supuesto, Dos caras, ahora el enmascarado se enfrenta a Bane, un mercenario exiliado de La Liga de las Sombras, legión que también entrenó a Bruce Wayne antes de convertirse en Batman.
Posiblemente, de todos los villanos, Bane y compañía han sido los que más cerca han estado de destruir la ciudad, y la magia de Nolan es precisamente mostrarnos las dos caras de esa moneda.
Por una parte tenemos a los villanos que, con justa razón, quieren eliminar a Gótica del mapa: la ciudad es un caos, está consumida por la corrupción, los vicios, el pecado… y lo mejor es comenzar desde las cenizas para restablecer el balance. Y por otro lado está Batman, quien está convencido de que la ciudad merece ser rescatada. Sí, hay criminales, pero no todos los ciudadanos son criminales. Hay bondad.
Aunque es difícil complacer a todos los gustos, el guión escrito por los hermanos Nolan ha caído como anillo al dedo al final de la trilogía. Christian Bale ha logrado situarse como uno de los mejores intérpretes de Batman, siempre guiado por Christopher Nolan, quien desde el principio ha estado interesado profundamente en las características psicológicas de los personajes principales, tanto de Bruce Wayne como de su álter ego.
Nolan ha logrado mayor consistencia en las escenas de acción, pero aún flaquea en las románticas.
Aunque la química entre Selina Kyle/Gatúbela -interpretada pícara y encantadoramente por Anne Hathaway- y Wayne/Batman funciona bien, la fugaz relación entre Wayne y Miranda Tate -con una acertada Marion Cotillard prestando su rostro- tiene ciertas fallas, que pudieron solucionarse al haber aportado Nolan mayor profundidad a su relación como pareja.
En cuanto a Bane, interpretado por Tom Hardy, era difícil superar, en la memoria colectiva, a un villano como El Guasón, a manos del fallecido Heath Ledger. Pero Hardy se mantiene sólido; tiene la fuerza física y, aun cuando Bane no es la mente maestra detrás de la destrucción de la ciudad, tiene muy claro el objetivo, la justificación y el sacrificio. Quizás por ello, al final del día, nos sea complejo discernir si vale la pena o no salvar a Ciudad Gótica, si es que realmente hay algo que salvar.
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